SUPERAR LA INDECISION

Dr. Renny Yagosesky

Por mucho que queramos vivir sin tomar decisiones, esa posibilidad queda descartada, ya que el hecho mismo de no decidir es ya una decisión en sí misma.

En un contexto espiritual, se ha dicho que las personas elegimos las condiciones de nuestro nacimiento y vida. En un marco más científico, existe una teoría que afirma que los niños eligen el momento de su nacimiento y presionan hormonalmente a la madre para que se defina el parto, a través de la secreción de una sustancia que estimula las contracciones uterinas en la madre embarazada.

Lo cierto es que la experiencia de la vida nos impulsa a decidir y a ser cada vez más responsables por lo que pensamos, sentimos y hacemos, junto con las consecuencias que se derivan de cada elección que realizamos, incluyendo una responsabilidad de tipo legal que adquirimos después de cierta edad.

Las personas somos diferentes. No todos tenemos la misma determinación para definir lo que deseamos o necesitamos, por lo que algunos ven como algo sencillo decidir, mientras que para otros es complicado tomar posición en un momento dado. Lo que para mí es simple, para ti puede resultar complejo.

La indecisión puede tener su origen en el temperamento y también puede aprenderse. Hay personas cuto sistema nervioso es más sensible. De hecho, hay una categoría para eso: lo llaman personas PAS o personas altamente sensibles, que temen a los efectos de sus decisiones y buscan posponer o minimizar el impacto de sus acciones.

También podemos aprender a ser personas indecisas, al recibir la influencia de parientes y amigos durante el proceso de crianza y adoptar ese estilo. Padres indecisos, tendrán hijos más indecisos que como tendencia son más determinados. Asimismo, está presente el factor moral, que define culturalmente lo que es visto como adecuado o inadecuado, aceptable o inaceptable en cada tiempo y lugar. Un ejemplo de esto es el uso de frases como: los hombres, por ejemplo, «deben» evitar exhibir miedo, mientras que las mujeres “deben “evitar mostrarse rabiosas o agresivas.

La conducta de indecisión restringe nuestra libertad, afecta la autoconfianza, nos hace perder oportunidades y puede acelerar procesos de crisis por la costumbre de inhibirse y no actuar. En psicología, la Terapia de Aceptación y Compromiso, trata este esquema mental bajo la etiqueta clínica de “Síndrome de Evitación Experiencial” y enseña que quienes padecen de este síndrome, suelen traicionar sus valores y fallar al no ir tras sus metas. Todo para huir de posibles momentos tensos.

La indecisión puede ser detectada y reconocida en acciones como: exceso de espera, tendencia a culpar a otros por lo que nos pasa, queja y critica frecuentes, necesidad de consultar demasiado lo que se piensa hacer o entrega servil de nuestra vida a alguien para que le maneje.

Sin embargo, también debe decirse que, dependiendo de las circunstancias, hay momentos en los que lo más recomendable es retrasar la respuesta y esperar mejores condiciones. Por ejemplo, la visión de la filosofía taoísta, expresada  por el sabio Lao-Tsé, nos enseña a «fluir con el Tao» y a no presionar o insistir cuando las circunstancias  no se nos presentan como algo natural y fluido. Igualmente, cada quien tendrá que arriesgarse a escoger entre “esto” o aquello.”

Para salir de la indecisión o ayudar a quien se encuentra indeciso podemos:

  • Descubrir la ganancia oculta que obtenemos de no actuar. Una persona puede no estar bien en su trabajo, pero el miedo a enfrentar lo nuevo puede hacerle tolerar indefinidamente un trato ultrajante e inadecuado. La amenaza de divorcio puede llevar a una mujer a permanecer en una relación destructiva por el hecho, no admitido por ella, de tener que salir a la calle a «enfrentar el mundo sola». Un hombre puede decidir enfermarse, o no decidir sanarse, si eso le reduce la carga de trabajo y la presión de quienes le rodean. Como estos, hay muchísimos otros casos de evasión que podemos encontrar.
  • Definir los momentos o circunstancias en las cuales mostramos más indecisión, para capturar esa pauta o tendencia y desmontarla.
  • Visualizarnos: se trata de vernos mentalmente, como si ya fuéramos personas determinadas.
  • Tomar riesgos pequeños: es importante probar conductas nuevas o alternativas, como arriesgarse en pequeño, para irnos acostumbrando a manejar la presión interna en diversas situaciones. Decisiones, pequeñas primero y luego, al adquirir mayor confianza asumir decisiones más trascendentes.

Aquí lo importante es ponernos en contacto con nuestro potencial, hacer acopio de fuerzas, y avanzar con fe en el camino que se nos impone. Siempre hay posibilidades de mejorar y salir adelante. Asumamos el control de nuestra vida. Gracias por leerme.

El Dr. Renny yagosesky es PhD en Psicología, Conferencista y Escritor

Nota: Si va a usar información parcial o total de este articulo,
se agradece señalar la fuente y respetar el derecho de autor.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *