Dr. Renny Yagosesky
En las conversaciones cotidianas, es fácil escuchar hablar de un cierto tipo de personas a las que algunos denominan «desubicadas». Se les describe como sujetos que carecen de sentido común, que muestran baja habilidad social, y que tienen dificultad para leer señales comunicacionales en los encuentros interpersonales. De hecho cuando están en grupos, su conducta contrasta con la de los demás y sus opiniones acerca de las es situaciones suele ser diferente a la de otros, o muy ingenuas o muy suspicaces.
Algunas investigaciones muestran que las personas con estos comportamientos inusuales suelen tener menos conexiones neuronales en la corteza prefrontal de sus cerebros. Esto hace que se les dificulte ser auto reflexivos y que puedan decodificar con precisión las intenciones de las personas a su alrededor.
Para dejar de ser visto como desubicados y elevar nuestras habilidades sociales podemos comenzar poniendo atención y haciendo ajustes en cuatro indicadores que nos permitirán adaptarnos de manera más exitosa a las exigencias sociales. Estos indicadores son: los roles, las reglas, las emociones y las jerarquías.
Comprender los Roles:
La sociedad opera en función de sus necesidades naturales de organización y supervivencia, y para cumplir ese cometido se apoya en los roles. No es igual ser la madre que la amiga, ni tienen idéntica función el empleado que el jefe. Los roles definen estilos e imponen conductas. Esperamos que las personas actúen en razón de sus roles: nos dejamos curar por el médico y no por el zapatero. No es igual ser el primo de alguien a ser su esposo(a). Para ubicarnos, debemos captar, comprender y adaptarnos a los roles que nos toca desempeñar en cada escenario social en el que interactuamos.
Respetar las reglas:
Las reglas pueden definirse como lo lineamientos, códigos o acuerdos, que ya sean explícitos o no, actúan como rieles que nos permiten ajustar nuestros comportamientos. Hay reglas éticas (propias), morales (sociales) y legales, que existen para intentar impedir abusos y desafueros en las comunidades. En concordancia con esas reglas, hay conductas que se consideran adecuadas o inadecuadas, recomendables o repudiables.
Detectar las emociones:
Si se quiere saber cómo tratar a las personas hay que saber cómo se están sintiendo, pues los humanos somos generalmente dirigidos por las emociones. A Los alegres suelen sonreír, los asustados suelen evadir, los rabiosos suelen atacar y los tristes suelen aislarse. Si podemos captar lo que otros sienten podremos elegir las conductas más adecuadas a ese contexto emocional.
Respetar las jerarquías:
Nos guste o no, las sociedades son escenarios jerarquizados. La igualdad más un mito que una realidad, una aspiración romántica que parece desconocer o retar verdades naturales y culturales. Tradicionalmente, quien manda es la madre y no la hija, el jefe y no el empleado, el juez y no el acusado. Aspectos como la belleza, la fama, el dinero, el rango académico y la posición política, otorgan privilegios sociales, poder, y en consecuencia cierta jerarquía. Como decía Adler: “nos rige un sentido personal de poder” o Rogers: “el poder es nuestro instrumento para ser diferentes”.
Cuando somos capaces de entender y proceder considerando estos aspectos (roles, reglas, emociones y jerarquías), nos resulta más sencillo adaptarnos y lograr nuestros propósitos. Por el contrario, desconocer estas palancas socioculturales, nos conduce a comportamientos anárquicos y socialmente desajustados que derivan en soledad, conflicto y fracaso.
No siempre elegiremos adaptarnos. En ocasiones resulta sensato y necesario rebelarse contra de jerarquías y reglas que consideramos moral o legalmente injustas. Y al hacerlo, nos tocará enfrentar que se nos catalogue de creativos, pioneros, enemigos, rebeldes, traidores o locos. Gracias por leerme.
El Dr. Renny Yagosesky es
Ph.D y MSc. en Psicología, Lic en Comunicación Social, Conferencista y Escritor
Excelente Doctor!!! Sin desperdicio!
GRACIAS YULIMAR