Dr. Renny Yagosesky
No es descabellado pensar que toda persona en su sano juicio, quiere lograr metas, satisfacer sus necesidades y tener el mayor éxito posible. Sin embargo, parece que más allá de ese deseo consciente, existen aspectos subjetivos en la mente de muchos individuos, esquemas rígidos de pensamiento que impiden o bloquean esos deseos de logro. A esta tendencia auto-saboteadora de nuestra prosperidad, se le ha conocido eufemísticamente, como “la mentalidad de pobre”.
Debido a que el dinero es un medio o recursos que se usa para el intercambio de bienes y servicios, tenerlo se ha convertido en una necesidad, así como no tenerlo, suele ser motivo frecuente de angustias e incluso excusa o causa para que algunos tomen la ruta del delito. Hay personas, incluso, que decidieron matar para obtener dinero.
Si pensamos que “todo lo material ha sido primero un pensamiento”, tener una mentalidad prospera es requisito indispensable para atraer, despertar, activar la creación de dinero. Esa mentalidad de prosperidad, debe incluir auto-confianza y la creencia sincera de que es posible prosperar. Sin esa actitud la persona expresa actitudes limitantes como: pesimismo, la pasividad y la resignación.
Y esa es justamente parte de la configuración de eso que algunos han dado en llamar “la mentalidad de pobre”, la cual puede definirse como un patrón o esquema mental de incapacidad, productiva, que se manifiesta en inacción, dispersión, confusión, excusas y otras formas de autosabotaje que bloquean la acción de logro, además de afectar nuestra salud y nuestras relaciones.
El origen de la mentalidad de pobre es esencialmente psicosocial, de forma tal que experiencias infantiles y aprendizajes culturales definen en casi todos los casos la manera como las personas reaccionan o se relacionan con el factor dinero.
Para superar este estado mental limitador y frecuente de inmerecimiento, es necesario enfocarse en la superaciín de creencias limitantes, de esquemas mentales de carencia que nos hacen sentir inmerecedores y renunciar fácilmente a a las mejores oportunidades. Si se piensa que no se puede lograr algo, no se trabajará para lograrlo.
También conviene ejercitarse en la visualización del éxito como una meta ya lograda, así como desarrollar planes o estrategias que orienten la acción y actuar para lograr aquello que se desea, primero en una escala de ambición moderada, para apuntar luego hacia retos más ambiciosos.
Resulta esencial combatir los pensamientos negativos apenas aparezcan y reconocer y aprovechar las oportunidades, evitar reunirse con personas pesimistas, quejonas y criticonas y no gastar energía en conflictos o en tratar de que otros piensen como nosotros.
Revise estas sugerencias, póngalas a prueba con mentalidad positiva, y verá un cambio en sus resultados y en su estado de ánimo. Gracias por leerme.
Renny Yagosesky es
Ph.D y MSc. en Psicologí
Money Bag in Tug of War — Image by © Royalty-Free/Corbisa, Lic. En Comunicación Social, Conferencista y Escritor