Dr. Renny Yagosesky
En la vida social, la relación con las personas puede arrojar vínculos maravillosos, o presentar encuentros frustrantes que nos llevan a experimentar decepciones y resentimientos. Por fortuna es posible superar estos sentimientos limitantes. ¿Qué hace para vivir sin resentimientos? Siga leyendo.
En nuestro día a día, tomamos decisiones y forjamos relaciones que pueden resultar insatisfactorias. cuando eso ocurre, la tendencia más frecuente es molestarse y proyectar hacia afuera las culpas. Asumimos una posición mental de víctimas y decimos frases, como: «es su culpa», «mira lo que me hizo», etc. y es así como nos quedamos estancados en ese malestar, y terminamos por afectar algunos vínculos. En lugar de dialogar y aclarar, de acercarnos y negociar acuerdos, elegimos callar y guardar resentimientos.
Defino resentimiento, como un estado interior de efecto limitante, que se expresa como una respuesta de rabia o indignación no resuelta o no expresada de manera oportuna y suficiente, que permanece de manera residual en nuestro sistema emocional y en estado latente, con posibilidad de transformarse en odio y derivar en acciones destructivas.
Son respuestas típicas asociadas al rencor los pensamientos intrusivos y obsesivos y el deseo de agraviar o de vengarse. En algunos casos puede producir insomnio o manifestarse en forma de pesadillas recurrentes o proyectarse hacia otros, como críticas, silencios, sarcasmos y otras formas de ataque evidentes u ocultas.
Podemos estar resentidos con muchas personas, incluso sin darnos cuenta conscientemente: Los objetos más frecuentes de resentimiento son:
- Dios: (rencores por haber nacido en ciertos lugares, con ciertos padres y con cierta morfología corporal que se considera desfavorable);
- Los padres (rencores por conductas de abuso que vivieron durante la infancia y la adolescencia).
- Las parejas (rencores por conductas abusivas que incluyen mentiras, maltratos físicos y emocional).
- Los jefes (rencores por percepción de irrespeto, chantajes por dinero, negación de ascensos).
- Vecinos: (rencores por percepción de abuso vecinal, como ruidos, invasión de espacios privados, y otros); y
- Uno mismo (rencor en forma de culpa por conductas que se suponen inadecuadas ética, moral o legalmente.)
La actitud resentida oculta inseguridad, pues se elige rumiar la rabia o expresarla a espaldas, antes que resolverla abierta y definitivamente. El resentido no ve los ángulos, aristas y matices de la situación e ignora las soluciones posibles y razonables.
La superación del resentimiento, incluye tomar algunas decisiones inteligentes:
- Comprensión: Consiste en darse cuenta, en asumir desde la mejor buena fe, que la mayoría de las personas actúa desde la inconsciencia, en obediencia a pautas innatas o aprendidas generalmente automáticas. Aceptarlo nos permite mirar los errores ajenos como algo normal en el contexto de no conciencia en que casi todos operan.
- Prevención: Consiste en tomar precauciones, como evitar dar información excesiva, involucrar a las personas en nuestro mundo privado o confiar demasiado, sabiendas de que la mayoría de la gente tiende a la mentira y a la irresponsabilidad.
- Reducción de expectativas: reduce el desencanto de no ser complacidos o de verse defraudados. Conviene, además, proteger la información privada y reducir las expectativas hacia los demás. Esto previene abusos, conflictos y lamentos.
- Realismo: al ver las debilidades humanas, siempre resulta de ayuda. Como decían en la antigua Grecia: “no esperes nada diferente a la naturaleza de la cosa”.
- Reclamo: a veces es necesario “sacarse la espina” y decir lo que nos molesta, siempre que recordemos que cada uno es responsable de sus interpretaciones y de sus propias emociones. Es preferible decir “me siento así cuando tú actúa de esta manera”, a decir: “por tu culpa…”. El reclamo muestra los hechos o comportamientos que nos incomodaron, molestaron o dolieron, y propone la conducta deseada. El reclamo no debe ser un mero desahogo, sino la expresión sincera de lo que nos afecta.
- Perdón: perdonar es el acto mediante el cual disolvemos mentalmente la culpabilización y el deseo de venganza. Perdonar es una manera de vivir el presente y aceptar que lo que fue, ya no es. Y que todo ocurre por muchas razones que a veces no logramos comprender. Además, recordemos que una cosa es lo que ocurre y otra, como cada uno lo asume, lo interpreta o lo toma. Como dijo Epícteto hace casi 2.000 años: Lo que perturba a las personas no es lo que les ocurre, sino las opiniones que tienen acerca de lo que les ocurre.
Cada uno tiene el poder de elegir. Podemos cambiar o sufrir. Todo sufrimiento nace de la inaceptación, de la resistencia a aceptar las cosas como son. Limpia las lágrimas y muévete con al corriente de la vida. Gracias por leerme.
Renny Yagosesky
es Ph.D y MSc. en Psicología, Conferencista y Escritor
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