Dr. Renny Yagosesky
Ha comenzado un año Nuevo. Las esperanzas se renuevan y comenzamos a pensar en cerrar ciclos y en planificar metas y objetivos para ir tras ellos y asegurarnos una mejor manera de vivir. Nadie puede estar en contra de esta visión entusiasta, signada por un deseo franco de renacimiento y cambio positivo. La pregunta es si más allá de las buenas intenciones, estamos realmente dispuestos a definirnos, a atrevernos y pagar el precio necesario para cristalizar ese cambio.
Sabemos que el hábito y el entorno se resisten al cambio. El cerebro se ahorra el gasto energético y el entorno tiene su propia dinámica y producto mantenerla. En el fondo, vivimos la paradoja de querer mejorar sin tener que cambiar demasiado.
Al menos que logremos promover y sostener una modificación sustancial de la mentalidad, de la emocionalidad y del comportamiento, atracaremos una y otra vez en el mismo puerto. ¿Cómo bajar de peso si seguimos comiendo en exceso? ¿Cómo ahorrar si no dejamos de gastar el dinero que llega a nuestras manos? ¿Cómo vivir en paz si nos afanamos en discutir y dominar a los demás?
A la intención hay que darle claridad de norte, determinación, capacidad, estrategia y también voluntad. Claridad para enfocar el punto de llegada; determinación en cuanto a tomar una decisión firme, férrea e indoblegable de mejorar; capacidad porque quizás se requiera mejorar en algunos aspectos, estudiar, superarnos, desarrollar aptitudes; estrategia debido a que no se llega a una metra importante sin un plan capaz de prevenir y vencer obstáculos; y voluntad, por cuanto no basta con querer e iniciar, sino que hay que mantenerse hasta el logro de los objetivos. Como vemos, se requiere una buena intención y además un buen método, para poder crear un buen resultado.
Es muy importante identificar nuestros hábitos negativos, los modos que usamos habitualmente para sabotearnos, a fin de anticiparnos a ellos y frenar su es efectos. Algunos no definen sus metas claramente, otros no tienen un plan o se quedan en el deseo pero no se atreven a actuar. Y están aquellos a quienes el entusiasmo les dura poco.
Si quieres que este año nuevo te traiga una vida nueva, recuerda que hay que abrir la ostra para extraer la perla o cavar en la tierra para encontrar el oro. Y como ya he señalado antes: sin semilla no hay fruto. Hagamos lo que debemos hacer. Gracias por leerme. RRSS: @DoctorRenny