VIVIR CON ESTRATEGIA

En la escala evolutiva, los seres humanos estamos en la cúspide de la evolución. Esto es así gracias a que nuestro cerebro es altamente especializado y cuenta con recursos especiales que nos ofrecen ventaja sobre otras especies: tenemos consciencia, razonamiento y lenguaje.

Esta peculiar combinación de capacidades, nos permiten observarnos y mejorarnos, planificar, influir en otros y lograr objetivos.

Sin embargo, la recurrencia de los errores y la tendencia a aferrarnos a hábitos que inefectivos, indica que la mayoría de las personas crean y sostienen círculos viciosos que bloquean el éxito y la felicidad.

Para vivir una buena vida, es necesario pensar, reflexionar, activar nuestros recursos superiores y proceder con estrategia. Ya se trata del amor o del trabajo, solo con el deseo o con el amor, no basta.

La estrategia es la decisión racional de implementar un conjunto de acciones planificadas y sistematizadas con la finalidad de lograr alguna meta o resultado deseado. Vivir sin estrategia implica vivir en el azar, en el “ya veremos”.

Podemos y debemos tener una metodología que nos ayude a ser más eficaces y felices. Y esos dos resultados no se lograr por casualidad. Quien busca avanzar, evolucionar e incluso destacar, debe definir claramente lo que desea y encontrar un modo inteligente de lograrlo. Se trata de vencer la duda, la confusión y la improvisación, y de hacer lo que podemos predecir que funciona. Incluso, cuando las condiciones previstas cambian, todavía nos queda la posibilidad de actuar de manera creativa para ser eficaces en lo que anhelamos.

Desarrollar el pensamiento estratégico, se logra aprendiendo a imaginar situaciones antes no pensadas, teniendo control de las variables en juego, moviéndose màs allá de lo obvio, incluyendo en los análisis nueva información, manteniendo la mente abierta, descartando suposiciones infundadas, superando los estereotipos, formulándose preguntas adecuadas, asumiendo riesgos y potenciando el pensamiento lógico y el pensamiento analógico o asociativo.

Un concepto de moda en el ambiente empresarial es el de «océano azul», que se usa para referirse a una modalidad en la que se busca crear productos, servicios y maneras diferenciadas de hacer las cosas para atraer nuevos mercados y alejarse de los combates sangrientos (océano rojo) para obtener un mismo tipo de clientes.

No se trata de convertirnos en robots sin emociones ni espontaneidad o de hacernos calculadores, rígidos o maquiavélicos. Se trata de dar uso a las enormes potencialidades normalmente ignoradas.

Es posible ser más racionales y más creativos, es posible generar resultados de calidad. Por fortuna, nuestro cerebro es flexible y puede cambiar y adaptarse con la práctica. Para llegar más lejos, y volar más alto, probemos no dejar las cosas al azar: vivamos con estrategia. Gracias por leerme.

Renny Yagosesky es Ph.D y MSc. en Psicología, Conferencista y Escritor.
Nota: Si va a citar parcial o totalmente este artículo, recuerde incluir el autor y la fuente.

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