LA AMISTAD VERDADERA

Dr. Renny Yagosesky

La experiencia de vida de los seres humanos, transcurre en un universo múltiple y dinámico de relaciones. Las más importantes, son tal vez las familiares, de pareja, laborales y las relaciones fraternales o de amistad.

Los vínculos amistosos tienen gran valor para nosotros por varias razones: elegimos a nuestros amigos, nos divertimos con ellos, compartimos momentos significativos y, más que basarse en la obligación, descansa en la intención voluntaria, en el deseo intencional de alimentar y preservar el vínculo.

No es fácil tener amigos

El tema de la amistad no es un asunto sencillo. Se ha dicho que «amigo es el ratón del queso», para mostrar que los intereses personales, suelen vencer la intención fraterna. Y no falta quien considere que la amistad no es tan necesaria, y que se puede vivir mejor sin relacionarse profundamente con las personas. Gurdjieff, el sabio y mentalista, confesaba que su padre le aconsejaba “no dar demasiada confianza a nadie.”

Para Gerald Rolnick “un amigo es aquel que conoce nuestros defectos, pero no le importan.  Y en el poema «Verdades amargas», se declara que la amistad no es más que una ilusión:

Amigos, es mentira, no hay amigos / La amistad verdadera es ilusión
Ella cambia, se aleja o desaparece. / Con los giros que da la situación.

Mitos de la amistad verdadera

Cada uno tiene su idea acerca de la verdadera amistad. Unos piensan que tener un amigo nos obliga a llenar sus expectativas, prestarle dinero, permitirle opinar sobre los asuntos privados, correr a brindarle atención cada vez que la solicite, y hasta celarle de nuevas amistades.

Creo, más bien, que la presión sobre las prioridades del amigo, la violación de su privacidad, el afán de controlarle, la colocación nuestros problemas sobre los hombros del otro y la exigencia de apoyo económico, poco tienen que ver con la amistad verdadera y mucho con egoísmo, utilitarismo y con una franca distorsión del “para qué” de las relaciones fraternales.

Es cierto que lo natural es esperar sinceridad, empatía, solidaridad y buena voluntad de un amigo. Pero no es obligante que haga todo lo que esperamos, cuando lo esperamos y cómo lo deseamos. Para decirlo metafóricamente: los gatos son cuadrúpedos, mamíferos y vertebrados igual que los perros, pero no por eso deberían ladrar.

Para dignificar el nombre de «amigo«, debemos comprender y respetar sus ideas y sentimientos, compartir lo mejor que tenemos; evitar causar daño, dar y pedir apoyo cuando se estime necesario sin ser exigentes o arrogantes. Favorecer al amigo si vemos la oportunidad y expresar honestamente el propio modo de ver la vida sin sentir ansiedad ni fingir lo que no es.

Los retos de la amistad verdadera

En la senda hacia la amistad no todo es color de rosa. De hecho, la amistad puede y suele sufrir reveses.  Es común escuchar conversaciones en las que se tratan los cambios de actitud o de conducta de algunos amigos, la ingratitud de los que reciben mucho y dan poco; el abandono de los amigos de siempre, ante la aparición de nuevos amigos más pudientes o complacientes; o los incontables conflictos que se producen entre “panas”, por situaciones que involucran, ideología, sexo o dinero.

Uno de los problemas que se presenta cuando intentamos construir una relación fraternal positiva y duradera, es negarnos a ver a la gente tal y como es. Tendemos a idealizar a los seres queridos y esa parcialidad, esa catatimia, termina por hacernos sentir defraudados cuando la persona en cuestión, revela aspectos indeseados de su personalidad.

Todos tenemos cualidades y defectos. Sin embargo, si alguien a quien llamamos amigo nos discrimina, se distancia sin dar explicaciones, revela los secretos que le hemos confiado, miente, traiciona o tiene vicios de alto riesgo, puede que tengamos que reconsiderar si mantener esa amistad. Hay un límite para todo y la amistad no puede ser una licencia eterna y sin reglas, basada en la solidaridad automática. Es necesario aceptar a los demás como son, pero siempre podemos elegir mejor y tomar precauciones cuando los amigos rompen los códigos de honor.

Amistad entre hombres y mujeres

La amistad entre hombres y mujeres es un tema escabroso. Se ha dicho que hombres y mujeres no pueden ser amigos por aquello de la atracción y el deseo. Sin embargo, si media la honestidad y se establecen límites claros, puede trazare una línea que impida que evite el desbordamiento de las pasiones.

Muchos amigos crean reglas propias como ser “amigos con derecho”, una suerte de vínculo que une lo fraterno con la sexualidad ocasional no comprometida. Aunque pocos salen ilesos de esos casos.

Si queremos relaciones amistosas de calidad, debemos saber el tipo de amigos que queremos y el que no queremos; establecer acuerdos claros y límites definidos sobre lo adecuado y lo permitido, conservar la autonomía y actuar desde la integridad, los valores y la conciencia, mantener el respeto, ser cuidadoso a la hora de prometer, pedir o reclamar. Y entender que la gente cambia y tiene ciclos emocionales.

La amistad es una elección adulta y voluntaria, una creación sagrada, una experiencia poderosa y enriquecedora. Es una opción de hermandad que nos engrandece y nos impulsa a superar nuestras miserias. La amistad es iniciativa, generosidad, lealtad, compromiso, honestidad, transparencia, alegría, gratitud, constancia, empatía y solidaridad. La amistad Es parte de lo mejor que el ser humano puede ofrecer y nos hace más conscientes más humanos, más espirituales. Gracias por leerme.

Renny Yagosesky es PhD en Psicologia, Conferencista y Escritor

Nota: Si va a usar información total o parcial de este escrito, recuerde citar el autor y la fuente.

Para aprender más sobre relaciones peresonales,
puedes leer: Cómo crear relaciones positivas

http://doctorrenny.com/como-crear-relaciones-positivas/

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