Dr. Renny Yagosesky
Los seres humanos somos seres de hábitos. Desarrollamos rutinas para ahorrar energía y mantener cierto control sobre las contingencias de la vida cotidiana.
Sin embargo, tener que afrontar cambios y ciertas contingencias, nos puede sacar de confort y conducirnos a tomar decisiones no siempre deseables. Ante esos retos y tensiones una de nuestras estrategias más frecuentes es posponer.
Posponer o procrastinar, significa aplazar o postergar para otro momento la decisión o la ejecución de ciertas acciones. Posponemos pagos, exámenes médicos, entrevistas, compras y todo aquello que nos resulta riesgoso o irrelevante; eso que valoramos como atentatorio para nuestra estabilidad y bienestar general. Evitamos hacer lo que podría dañarnos, lo que nos causa ansiedad, aunque ello conlleve a no lograr objetivos importantes y experimentemos luego cierta cuota de culpa y frustración.
La posposición tiene un lado razonable, pues conviene dejar para después ciertas decisiones o ciertas acciones, cuando no poseemos información oportuna, veraz o suficiente, o cuando no estamos seguros de la eficacia o pertinencia de lo que haremos. También es una opción válida, cuando se presume que una decisión traerá consecuencias inciertas. Sin embargo, la posposición habitual, suele revelar confusión, inseguridad y baja autoestima.
Posponemos en todas las áreas: en la pareja, en la familia, en la empresa. Es como una subcultura saboteadora de la productividad y del progreso, una evitación compulsiva del cambio y una evitación del riesgo y del esfuerzo.
El hábito de posponer puede también una estrategia de ganar atención, pues obliga a otros a estar pendiente de nosotros y de lo que hacemos. También puede ser una manera de decir: «yo tengo el control» «dependen de mí», «necesito ayuda», «no puedo con esto», etc.
Posponer una y otra vez puede generar caos, y mantenernos «apagando incendios», lo cual nos resta armonía, equilibrio y eficacia, y afecta el placer de vivir.
Vale la pena recordar que, la acción, más que la intención, es lo que genera los resultados que deseamos. Es por ello que la costumbre de no hacer, de dejar, de quedarse, nos resta poder sobre nuestra vida.
Siendo así, resulta necesario afrontar este hábito, para superarlo y lograr cambios efectivos. Para lograr esa meta, podemos seguir estas recomendaciones:
- Reconocer: Es necesario admitir o reconocer la existencia del problema de posposición.
- Definir: Debemos definir con claridad las metas y elegir resultados que sean viables y no inaccesibles.
- Enfocarse: es necesario enfocarse en hacer lo más importante: l no el hábito de posposición sino en las metas que deseamos lograr.
- lo segundo es decidir lo que se desea hacer y establecer las prioridades por importancia y urgencia.
- Planificar: Debemos crear planes que revelen lo que haremos para avanzar hacia las metas deseadas.
- Observar: Es necesario vigilar la mente para desmontar las excusas y pensamientos pesimistas o justificadores de la posposición. Todo pensamiento que nos impulse a dejar para mañana lo que debemos hacer hoy, debe ser descartado de inmediato.
- Visualizar: Es importante ver mentalmente del logro como ya realizado o cristalizado. No se vea posponiendo sino logrando.
- Motivarse: Piense siempre en las ganancias, beneficios y ventajas que obtendrá si actúa son posposiciones, así como los riesgos y perjuicios que acarreará la posposición. Podemos motivarnos por el deseo de ganar y por el temor de perder. Preferible es, por cierto, que nos movilice la expectativa positiva.
- Fragmentar: Divida las acciones en pequeñas tareas realizables. Cada logro pequeño, aumentará más y más su confianza y deseos de avanzar un poco más.
- Reiniciar: Si el hábito le juega una mala pasada y se ve posponiendo, reinicie el plan de acción inmediatamente, sin culparse ni dramatizar.
Un aspecto que hace a muchas personas posponer, es el deseo de que todo sea “bueno, bonito y barato.” Huyen de lo trabajoso, de lo exigente y de lo complejo. Sin embargo, hemos nacido, gracias a que nuestras madres asumieron esa exigente tarea. No todo es fácil ni inmediato. Hay remedios amargos que curan. A veces toca hacer algo que no es satisfactorio, aunque sí es conveniente,
Nadie bate un record, llega a general o se hace rico, sin batallar contra la flojera, el orgullo, la resignación y el miedo.
Tomemos el control y hagamos lo que sabemos que es necesario y posible. Más acción y menos posposición. Gracias por leerme. @doctorrenny
El Dr. Renny Yagosesky es Ph. D y MSc. en Psicología, Conferencista Internacional y Escritor de libros de Superación Personal y Psicología Aplicada.
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