Dr. Renny Yagosesky //
Uno de los conceptos más modernos y llamativos de la psicología actual es el de Resiliencia, término derivado del latín, del verbo, resilio, resilire que significa «saltar hacia atrás, rebotar».que significa volver a la normalidad.
Se piensa que la primera mención de la palabra fue obra del ecólogo norteamericano Crawford Stanley Holling en 1973, en un artículo sobre la estabilidad de los sistemas ecológicos. En el contexto psicológico, el significado que se le otorga es capacidad de recuperación de situaciones estresantes o traumáticas. Mi definición concreta, es: “capacidad de resistir y reponerse favorablemente de experiencias críticas”. Puede entenderse, incluso, como una capacidad ampliada, que contiene varias sub-capacidades, como: esperanza, tolerancia, resistencia, tolerancia, adaptabilidad, recuperación o superación de contingencias, autoestima, solución de problemas, toma de decisiones, y ecuanimidad ante presiones considerables.
El vocablo resiliencia tiene su origen en el idioma latín, en el término resilio que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar. Según Rutter, fue adaptado a las ciencias sociales para caracterizar aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y exitosos.
La resiliencia puede ser innata o adquirida. Aunque algunas personas parecieran traer desde su nacimiento cierta capacidad de tolerancia a las frustraciones, dificultades o enfermedades, también es posible aprenderlas a partir de la incorporación en el repertorio personal de nuevas manera de pensar, sentir y actuar.
Esta nueva categoría, ha sido muy valorada por la Psicología Positiva, liderada por figuras como: Martin Seligman y Mihaly Csikszentmihalyi, aunque ya hacía años que los humanistas Maslow, y Rogers, así como los teóricos de la PNL, Bander y Grinder, entre otros, habían planteado enfocarse en el lado positivo de la personalidad, y no en el lado oscuro, enfermizo o turbio de las personas. Victor Frankl, creador de la Logoterapia, señalaba la necesidad de encontrar formas de pensar y actuar centrados en un propósito de vida positivo y significativo.
Lo esencial aquí, es comprender, que más allá del análisis del concepto de resiliencia o de su origen, disponemos de una potente capacidad de superación de adversidades y que es potestad de cada persona descubrirla o adquirirla, y usarla en los momentos álgidos y desequilibrantes. Podemos evitar ciertas circunstancias, pero no podemos evitarlas todas.
Conviene señalar la importancia de los significados en el ejercicio eficaz de la resiliencia, pues las creencias e interpretaciones pueden tener mayor peso que los eventos en sí. Podría decirse que en cada situación se produce una relación dinámica entre reto y recursos, de forma tal que la persona que despliega sus recursos para afrontar el reto, y dependiendo del tipo y grado de exigencias y de la evaluación que haga de sus capacidades, así será su respuesta en cuanto a eficacia (o ineficacia), bienestar (o malestar) y recuperación (o daño).
Emmy Werner, profesora emérita en la Universidad de California, participó en una investigación en 1955, en Hawái con 700 niños recién nacidos que vivían en situaciones de pobreza, ambiente hostil y enfermedades diversas. Después de 30 años de trabajo, el estudio reveló que los niños que fueron expuestos a entornos desfavorecidos, desarrollaron diversas patologías, mientras que un 30% de los niños logró vivir de manera normal y positiva, gracias a la presencia de figuras de apego, es decir, de personas cercanas que les brindaron apoyo emocional.
Para esta investigadora, existen tres factores que nos protegen del estrés: Inmunidad, compensación y desafío.
– Inmunidad: Todos los organismos tienen distinto nivel de asimilación. Así, un relámpago puede resultar excitante o aterrador, dependiendo de quien lo vea, y su presencia no producirá el mismo efecto en todos. Unos lo tolerarán de mejor manera que otros.
- Compensación: También se puede contrarrestar el estrés gracias a factores complementarios de la personalidad o al apoyo de de otros. Podemos salir mal en el examen, pero no desmoronarnos pues tenemos una esposa que nos apoya o somos muy buenos en otras áreas y valoramos más eso que lo acontecido con la prueba.
- Desafío: La situación tensa es abordada, afrontada o atacada como un reto, siempre que no sea desproporcionado a os recursos de la persona, y se asume más como una situación competitiva que como destructiva.
Veamos ahora, sugerencias concretas para desarrollar la resiliencia:
- Aumentar la autoestima: Creando y sosteniendo autoconfianza, autoimagen positiva; aprender a conocernos, aceptarnos y valorarnos de manera realista y comprensiva.
- Seguir la vocación. Orientar la energía hacia el talento y el bienestar. Es decir, invertir energía y tiempo suficientes en aquello que nos gratifica y sobre lo que tenemos habilidad o dominio.
- Ser asertivos. Ejercitar una comunicación clara, honesta y oportuna, que nos permita prevenir y resolver malos entendidos, y evitar “coleccionar” y “tragarnos” lo que nos incomoda y convertirlos luego en resentimientos.
- Ser optimistas. Ver el lado positivo del mundo, de la vida y de nosotros mismos. Esto es, buscar y esperar que suceda lo mejor.
- Reencuadrar los resultados. Aprender a ver los eventos indeseados como aprendizajes necesarios y no como fracasos autoatribuídos.
- Desarrollar relaciones positivas. Vincularse de manera cercana, estable y positiva para el disfrute de los vínculos y su utilización como base de apoyo emocional mutuo.
- Ser precavidos. Actuar preventiva o proactivamente, pensando antes de que las crisis aparezcan.
- Ser creativos. Trabajar en el ejercicio de la creatividad, a fin de adquirir la capacidad de buscar soluciones y salidas de manera diversa y flexible.
- Definir metas significativas. Planificar metas y objetivos razonables que o rebasen la capacidad de realización del sujeto.
- Desarrollar autocontrol. Aprender a regular la reactividad, sirviéndonos de la racionalidad y de lógica. Saber cuando frenar evita muchos problemas.
- Reducir expectativas. Aprender a esperar menos de los demás y tener sobre uno mismo expectativas razonables basadas en hechos, nos evita frustraciones.
- Centrarse en el proceso. Aprender a vivir cada momento de cada día de la mejor manera posible, y no centrarse únicamente en el resultado final.
- Hacer ejercicio. La práctica de ejercicio diario, libera las llamadas “hormonas del estrés” como: el cortisol, la adrenalina y la noradrenalina, y potencia la producción de hormonas positivas para el organismo.
- Practicar relajación. El entrenamiento en relajación y meditación promueven una nivel de serenidad que favorece la tolerancia a situaciones estresantes.
- Orar. La oración abre una brecha espiritual que colinda con la fe. Ha sido elemento clave en la aceptación de tragedias y la superación de enfermedades como lo han señalado y probado Norman Cousins, Bernie Siegel, Deepak Chopra y Hebert Benson, entre otros.
He aquí una reflexión con indicaciones concretas que le ayudará a mejorar la calida de su vida, a través del desarrollo de la capacidad de la resiliencia. Gracias por leerme.
Más información:
- http://www.psicologia-positiva.com/resiliencia.html
- http://www.monografias.com/trabajos5/laresi/laresi.shtml#factores
- http://www.webmedicaargentina.com.ar/TEMAS/resiliencia.htm